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El alcalde pozoalbense preguntará en la próxima sesión plenaria por la continuidad de su Ayuntamiento en la Mancomunidad de Municipios, de la que denuncia "su uso político"
El alcalde de Pozoblanco, Emiliano Pozuelo (En Positivo), que "no estaremos donde no quieren que estemos". La declaración lleva una clara amenaza. El Ayuntamiento pozoalbense no tiene claro continuar en la Mancomunidad de Municipios de Los Pedroches por más tiempo. Una decisión que el equipo de gobierno de Pozuelo llevará al próximo Pleno, donde aspira a generar un debate acerca de la utilidad del órgano mancomunado.
La respuesta de los ediles será la que determine si la localidad permanezca en esta institución o no. La clave de esta advertencia y clara denuncia, según las declaraciones de Pozuelo, es el "uso político" de la mancomunidad pedrocheña que no comparte. De la entidad forman parte 17 localidades de la comarca y, de todas ellas, es Pozoblanco la que más habitantes tiene y la que también hace una de las mayores aportaciones económicas. Cada año, destina 265.000 euros: una partida de 85.000 como cuota fija y 180.000 como fondo para la Mancomunidad de Municipios. Eso sí, hay que recordar que en el devenir de la mancomunidad pedrocheña los alcaldes pozoalbenses no han estado demasiado cómodos en su seno porque aportan, a su juicio, más dinero de los beneficios que recibe.
La denuncia del uso político de estas entidades tampoco es nueva y está dentro de su propia constitución. No en vano, su presidente y junta de gobierno es elegida por los distintos representantes de cada municipio que la integra y todo depende del partido que esté al frente de cada Alcaldía. En este caso y, tras los resultados de las últimas elecciones municipales, es el PSOE el que ocupa la presidencia de todas ellas.
Con su advertencia, Pozuelo ha vuelto a poner en jaque la utilidad de estas organizaciones. Sólo en Córdoba hay siete mancomunidades que integran a buena parte de las localidades de la provincia. Hay que recordar que varios municipios ya decidieron en su día abandonar estos entes por su excesiva carga económica. Fue el caso de la Mancomunidad de la Vega del Guadalquivir, que llegó a contar con ocho localidades en su constitución y ahora apenas son tres municipios las que la integran, tras la salida de Palma del Río o La Carlota, que dejaron el organismo porque no podían asumir el coste de la cuota. Y si en Córdoba hay siete mancomunidades, en toda España el número supera las 1.400, todas con sus correspondiente equipos de gobierno, gestión y, cómo no, también con su presupuesto. El dinero que reciben estos órganos llega por aportación proporcional (según el número de habitantes de la localidad) de cada una de las localidades que la forman. No obstante, también reciben grandes subvenciones del gobierno de turno de cada comunidad autónoma.
No es la primera vez que un alcalde pozoalbense lanza el mensaje y pone en entredicho la utilidad de estas organizaciones, que benefician en gran parte a los municipios más pequeños de cada comarca. Hay que tener en cuenta que, dependiendo de la zona en la que se ubiquen, las mancomunidades ofrecen servicios más específicos. La promoción y desarrollo socio-económico, la promoción y gestión de viviendas y conservación de caminos y vías rurales, además de las consabidas actividades culturales, deportivas, medioambientales y de juventud centran gran parte de la actividad de estos entes que muchos ponen en entredicho y que desde su puesta en marcha no está demasiado claro.
Los partidos políticos tampoco es que en todos estos años hayan tomado nota del devenir de las mancomunidades. No hay una idea clara o, al menos, no se evidencia de manera pública, qué quieren para estas organizaciones de las que se benefician muchos vecinos, pero cuyo uso partidista es denunciado en muchas ocasiones, al igual que lo elevado de las cuotas. Es más, algunos alcaldes reconocen sotto voce que no encuentran la razón de ser de las mancomunidades y se cuestionan su viabilidad.
Gran parte del declive de las mancomunidades vino con la crisis económica, de la que también sufrieron sus efectos. Muchas de ellas contrajeron tremendas deudas económicas y los propios equipos de gobierno han tenido que salir al rescate para que sigan siendo viables. Algo que se antoja bastante difícil. Hace falta, por tanto, un programa de viabilidad y también de utilidad de estas entidades, para que sigan prestando servicios a quien lo requiera y de la que formen parte quien políticamente quiera, sin perjuicio del resto.
Fuente: eldiadecordoba.es